En ocasiones es grato que una televisión local, en este caso Visión 6 Televisión (de Albacete) nos proponga para pasar la sobremesa con una película y si es un western de los de toda la vida con todos los ingredientes que han hecho grande a este género, mejor. Y si es con John Wayne, ¿se puede pedir más?
Bien es cierto que Chisum es rara avis en el universo de las "pelis de vaqueros" que a finales de los 60 ya estaba “contaminado” por la influencia del spaghetti western, pero el filme, dirigido por Andrew V. McLaglen, hijo de uno de los actores fordianos (de John Ford, se entiende) por excelencia, ofrece aún argumentos de sobra para considerarlo un pequeño clásico del que podremos disfrutar desde el salón de nuestra casa.
McLaglen fue ayudante de dirección del maestro Ford, y también de Bud Boetticher, otro de los grandes del género, hoy casi olvidado. De su proximidad a estos notables realizadores, McLaglen junior sólo obtuvo una enorme pericia profesional en la puesta en escena, aunque su talento distaba mucho del que poseían ambos maestros. De todas formas, en su larga carrera cinematográfica ha tenido éxitos de taquilla gracias a su buen pulso narrativo y a su indudable capacidad para contar historias, cono ocurre en Chisum, e incluso al margen del western, como en Patos salvajes.
El argumento de Chisum nos lleva por lugares comunes: un viejo marshall vuelve a su poblado tejano, donde se encontrará con el banco robado, el sheriff asesinado y un sospechoso de esas tropelías que resulta ser su propio hijo. Lo mejor de la película es su tono clásico, con las habituales constantes propias del género, en una historia que resulta deudora de algunas de las mejores cintas del Oeste. La mejor baza para ello es, que duda cabe, la aparición del viejo John Wayne, convertido ya por aquel entonces en un mito viviente, creador de un personaje arquetípico, un pistolero de vuelta de todo que se ve obligado a enfrentarse constantemente con revólveres hostiles. A destacar la música, que es obra de Elmer Bernstein, especialista en el género. Recuérdese, sin ir más lejos, su legendario tema principal para Los siete magníficos.
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