CAZADORES, CORDEROS Y CERDOS
Y él nunca lo habría imaginado. Actor británico con gran experiencia en papeles dramáticos, de época y especialista en interpretar cualquier Shakespeare cuando se lo pidieran. Le pasan un guión de un psicópata, lo acepta y desde entonces para todo el mundo sir Anthony Hopkins es el doctor Hannibal "el canibal" Lecter.
Me acuerdo cuando vi en cine "El silencio de los corderos". Me quedé petrificado, no había visto nada así, un psicokiller que caía simpático y que querías que se salvara y escapara al final de la película. Lo nunca visto. Pero ese es el valor de una interpretación como la de Hopkins, hacer creible un personaje hiperbólico, grotesco, infame, terrible pero a la vez lo suficientemente elegante y romántico (no en el sentido afectivo de la palabra) como para seducir al personal.
Jonathan Demme, el director, se encontró con la película de su vida. Un buen material de partida en la novela de Thomas Harris y un guión magnificamente construido con pequeñas cotas de emoción y un gran clímax final a cargo de Ted Tally. El resto acompañaba la función de manera impecable, la interpretación de Jodie Foster, su segundo Oscar, la música del hoy hiperfamoso por "El señor de los anillos", Howard Shore, la fotografía defradada de Tak Fujimoto, etc... Y escenas inolvidables como la primera entrevista en la celda de Lecte o la fuga de nuestro querido doctor de su jaula con las consiguientes efectistas muertes de sus carceleros. Como nos gustan esas muertes con fondo de música clásica. A eso me refiero con lo de la elegancia. El tio es un monstruo pero educado, eso sí. Mató a uno de sus pacientes, violinista de la Filarmónica de Baltimore, porque desentonaba con el resto de sus compañeros...
La cosa merecía continuación. Y la hubo. Y muy buena. Y más gore y sangrienta. A Ridley Scott, director de grandes momentos del cine moderno, le venía como anillo al dedo la continuación de título tanto literario como cinematográfico "Hannibal", con un doctor mucho más salvaje sin perder sus señas de identidad, un malvado (¡quién es el malvado!) desfigurado encarnado por Gary Oldman y una creible Julianne Moore en el papel de Starling haciendo olvidar a Foster. De nuevo lo impactante se convierte en marca de fábrica de Scott que convierte la narración en un festín de sangre y sadismo. Pobre muerte la del commendatore Pazzi o la del propio personaje de Oldman. Alguien rebautizó en una crítica a esta película como "El chillido de los cerdos". Convendréis conmigo que es un acertado título. La utilización del incomparable marco de Florencia es algo a tener en cuenta. Si tenéis la posibilidad de ver una versión que contenga escenas eliminadas, reparad en una que utiliza los cuadros de Botticelli como pista para resolver los asesinatos de "Il Mostro", asesino local que trae de cabeza a los Carabinieri. Las música de nuevo esencial, utilizando como fondo los "Greatest hits" preferidos de Lecter.
Y dos años después la gente se quedó con ganas de más. "El dragón rojo" tuvo una nueva revisión (fue adaptada en 1987 por el director de "Collateral", Michael Mann en una apreciable película, hoy de culto llamada "Hunter" con Brian Cox como Lecter y William Petersen -el de CSI- como el atribulado agente del FBI). Un film que me dejó con sensaciones diferentes. Un poco de decepción por ver que la historia tampoco evolucionaba mucho, en gran parte a la torpeza narrativa del director escogido, un Brett Ratner más entrenado a dirigir a Jackie Chan que a gentes como Ralph Fiennes, Hopkins o Edward Norton, pero por otro lado, gozo por un puñado de grandes escenas (la inicial, la de la silla de ruedas ardiendo) y por supuesto por el grande, nuestro Lecter, Anthony Hopkins, que rejuvenecido (la acción transcurre unos diez años antes de "El silencio de los corderos") aporta matices novedosos a su personaje.
La otra película del género del thriller junto con "Seven" que más ha influido en el cine posterior, casi siempre para mal, vistos los resultados, pero siempre es excitante ponerse en el video o DVD, esta maravillosa trilogía, que amenaza con una cuarta parte dedicada a la infancia y adolescencia de Lecter. De momento es deseo de Dino de Laurentiis, el productor. Thomas Harris no está muy por la labor. Creo que es una sabia decisión. Dejemos al canibal tasl como está y no despertemos su apetito una vez más. Publicar un comentario- -
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